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domingo, 6 de diciembre de 2020

Costeando

 

A pasada fin de semana estiven pola costa. O mar estaba moi revolto, pero o tempo era seco e a temperatura agradable, nada que ver con cómo está o tempo agora mesmo en Galicia. Comecei por Rinlo, onde, coma sempre, estaban os corvos mariños no Penedo do Corvo (a simplicidade da toponimia...). Neste caso, corvos mariños cristados (Phalacrocorax aristotelis).



E con eles, este gaivotón (Larus marinus) coa base do bico que semellaba petroleada.


Nos cantís próximos, un pequeno bando de limícolas, composto de virapedras (Arenaria interpres), dous pilros comúns (Calidris alpina) e un pilro escuro (Calidris maritima).







A charca de Rinlo estaba casi baleira. Supoño que durante estes últimos días nos que ten chovido bastante, se enchería algo mais. Con esa situación, nada de limícolas, nin gaivotas sequera. Pero sí que había un picapeixe (Alcedo athis), un lagarteiro (Falco tinnunculus) e paseriformes coma chasco (Saxicola torquatus) ou pica dos prados (Anthus pratensis).






Na praia de Esteiro atopeime con outra habitual nesta época pola nosa costa, a lavandeira branca enlutada (Motacilla alba yarrellii). Tamén estaba a súa curmá lavandeira branca (Motacilla alba alba), así que unha boa oportunidade para poder velas xuntas.




En Arealonga, ademáis dun bando mixto de gaivotas patiamarelas (Larus michahellis) e escuras (Larus fuscus), tamén vin un grupo de pequenos limícolas. Pero os omnipresentes paseantes con cans levantáronos e non me deu tempo a mirar qué eran. Un verdadeiro problema para as aves a presenza dos cans nas nosas praias. Colegas coma Xabier Prieto non se cansan de denuncialo, pero hai moi pouca conciencia social das molestias que as mascotas causa á fauna salvaxe.




O meu paseo pola costa rematou na praia da Pasada, onde un enorme bando de pentumeiros (Melanitta nigra) me deu as boas tardes. Entre a velocidade do bando, e a escasa luz que quedaba, non fun quen de enfocalos, así que me quedei sen foto.


Saúdos e ata a próxima.



Imaxes e texto baixo licenza Creative Commons 

Enrique Sampedro Miranda

Blog Ría de Ribadeo: www.riaderibadeo.com

domingo, 22 de noviembre de 2020

Por el Arroyo Culebro

Ayer por la mañana me acerqué de nuveo al Arroyo Culebro (Getafe) a echar un vistazo. El arroyo sigue desbordado en la finca colindante, así que continúa siendo un buen lugar para observar limícolas. Como en ocasiones anteriores, la especie más abundante las agachadizas, de las que observé unas 20. Y también como en mis anteriores visitas, pude ver andarríos grande (2), y chorlitejo chico, en esta ocasión 4 ejemplares.








A parte de esto, gran cantidad de cigüeñas, como siempre, y también muchos milanos reales. Un par de aguiluchos laguneros, y también dos garcetas grandes. La foto de la garceta es muy mala, pero sirve para documentar su presencia.




 


Dejo el listado de especies observadas.

Castellano / Nombre científico / Galego
Pato cuchara / Anas clypeata / Pato cullerete
Perdiz roja / Alectoris rufa / Perdiz
Garceta grande / Egretta alba / Garzota grande
Garza real / Ardea cinerea / Garza real
Cigüeña / Ciconia ciconia / Cegoña branca
Milano real / Milvus milvus / Miñato real - millafre real
Aguilucho lagunero / Circus aeruginosus / Tartaraña das xunqueiras - tartaraña arpella
Ratonero / Buteo buteo / Miñato
Cernícalo / Falco tinnunculus / Lagarteiro
Gallineta / Gallinula chloropus / Galiñola
Grulla / Grus grus / Grou - (en paso)
Chorlitejo chico / Charadriuis dubius / Píllara pequena
Agachadiza / Gallinago gallinago / Becacina
Andarríos grande / Tringa ochropus / Bilurico alinegro
Gaviota sombría / Larus fuscus / Gaivota escura
Paloma Torcaz / Columba palumbus / Pombo torcaz
Bisbita pratense / Anthus pratensis / Pica dos prados
Lavandera blanca / Motacilla alba / Lavandeira branca
Petirrojo / Erithacus rubecula / Paporrubio
Colirrojo tizón / Phoenicurus ochruros / Rabirrubio
Tarabilla / Saxicola torquatus / Chasco
Mirlo / Turdus merula / Merlo
Ruiseñor bastardo / Cettia cetti / Reiseñor da auga - reiseñor bravo
Mosquitero común / Phylloscopus collybita / Picafollas común
Urraca / Pica pica / Pega
Gorrión / Passer domesticus / Pardal


Saludos y hasta la próxima.


Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons

Enrique Sampedro Miranda

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domingo, 15 de noviembre de 2020

Buscando restos arqueológicos en las trincheras de la Guerra Civil

Os traigo hoy las fotos de nuestro último paseo en familia por la naturaleza. Pero esta vez, más que naturaleza, lo que buscábamos era un poco de historia. El lugar, un pinar de Getafe en el entorno de La Marañosa. Y el objetivo del paseo, encontrar vestigios de las trincheras y, con suerte, restos arqueológicos de uno de los capítulos más conocidos de la Guerra Civil española: el asedio de Madrid. Tras el levantamiento militar del 18 de julio, cuya rebelión fracasa en la captial en los primeros días, gracias a episodios como el asalto republicano al Cuartel de la Montaña, o la defensa de la Ciudad Universitaria, las tropas nacionales no logran hacerse con la ciudad. Así, ésta queda bajo control gubernamental, comenzando una resistencia numantina que a la postre se prolongará durante casi dos años y medio. 

Las imágenes del Madrid sitiado, con bombardeos sobre la ciudad y la población civil (los primeros de la historia), las batallas entre ambos bandos como la batalla de Madrid o la batalla del Jarama, o las trincheras en los suburbios de la propia ciudad para defenderla de los rebeldes, circularán por la prensa de todo el mundo que centrará sus ojos en España.

Bombardeos en el centro de Madrid

Trincheras en la ciudad

Población civil refugiándose de los bombardeos en los túneles del Metro

Trincheras en Ciudad Universitaria

 

El largo asedio de Madrid se prolongará desde noviembre de 1936 hasta la final rendición el 18 de marzo de 1939. Durante estos más de dos años, el frente se estabilizó, y salvo pequeñas conquistas y reconquistas de territorio, ambos bandos estuvieron enfrentados en una línea que, en la parte suroeste y sur de Madrid, coincidía aproximadamente con el cauce de los ríos Manzanares y Jarama, que sirvieron de defensa natural de la ciudad. El bando republicano excavó trincheras, construyo bunkers y apostó nidos de ametralladoras en el margen izquierdo del río, mientras que los nacionales hicieron lo propio en el márgen derecho. Éstos últimos aprovecharon la situación ventajosa de los cerros de La Marañosa para ubicar aquí sus defensas. 

Y por una de estas zonas es por la que fuimos a pasear y a buscar restos de la guerra, que no tardamos en localizar. Las primeras trincheras que encontramos se aprecian perfectamente en esta primera foto, cubiertas por la pinaza. Y buscando un poco más, enseguida localizamos más trincheras.

Trincheras en La Marañosa

 


Restos de trinchera

 

Y en torno a ellas, enseguida empezamos a ver los restos arqueológicos que íbamos buscando. Se trata fundamentalmente de restos de latas de conserva que los soldados abandonaron en el lugar. Hay latas de todo tipo, como podéis ver en estas fotos.

 






 
En las trincheras comiendo el rancho

Se aprecia también cómo el paso del tiempo y los agentes naturales han ido haciendo mella en ellas. Son más de 80 años los que han pasado desde que aquellos soldados abrieron estas latas para tomar su rancho.

Entre todas las que encontré, dos me llamaron especialmente la atención. Esta, con la inscripción "España" en la parte posterior, que me lleva a pensar en lo bien pertrechadas que estaban las tropas nacionales. Su material bélico y también la comida de sus soldados era profesional. No olvidemos que el ejército fue en esencia quien provocó el golpe de estado y quienes se rebelaron contra el orden democráticamente establecido.


Y también esta, que encontré boca abajo, y al darle la vuelta descubrí que tenía todavía el abridor enganchado a la tapa. Pienso en ese soldado que hace más de ocho décadas la tuvo en sus manos, girando el abridor para enrollar la tapa. Se comió su contenido, tiró la lata, y quién sabe lo que pasaría después con su vida. ¿Moriría en alguna de las batallas contra las tropas republicanas, igual que perecieron miles de soldados de ambos bandos? ¿Lograría sobrevivir y entrar en Madrid cuando éste finalmente capituló?




 

También hay otros restos metálicos, seguramente de material bélico. Esta plancha de acero, por ejemplo, podría ser parte de una defensa de ametralladora o parapeto similar.

 



 

---Nota añadida---

Edito la entrada unas semanas después, ya que en otro de nuestros paseos por la zona he encontrado este casquillo de bala.



 

Por lo que he podido averiguar, se trata de un casquillo de fusil Mauser. En el blog Frente de Batalla de Javier M. Calvo Martínez, se ofrece esta detallada información:

"[...]en 1893 aparece el Mauser español de 7mm, con un peso de 3,95 Kg y una longitud de 123,5 cm, con cerrojo y depósito para cinco cartuchos de capacidad en fila, lo que va a suponer una revolución en las tropas españolas, que comenzarán a usarlo en las guerras de ultramar y África. Los soldados llamaban a este fusil "el chopo", y su uso fue muy común entre ambos ejércitos durante la guerra civil.

Este arma de fuego se completaba con una bayoneta, que podía ser de las denominadas "cuchillo-bayoneta", o de las de tipo "machete" (de hoja más larga). De esta manera, podía ser utilizado en el combate cuerpo a cuerpo y en cargas a la bayoneta.

La munición consistía en cartuchos de latón con forma abotellada, fulminante tipo Berdan y pólvora sin humo a base de nitrocelulosa. El proyectil, que podía alcanzar unos 2000 m con una trayectoria increíblemente tensa, era de punta redondeada, con un núcleo de plomo que, debido a la gran velocidad que alcanzaba (unos 800 m/seg.), estaba niquelado o encamisado en bronce [...]"

(Link al artículo completo: http://frentedebatalla-gerion.blogspot.com/2009/01/el-mauser-espaol-7-mm-o-chopo-en-1936.html)

---Final nota añadida---

Como podéis ver, existe una gran cantidad de restos por la zona. Lo que hace pensar que a poco que se realice alguna excavación arqueológica, el material que puede salir a la luz será mucho más. Pero son tantas las trincheras y vestigios bélicos que han quedado en torno a Madrid, que sólo algunos pueden ser excavados y estudiados. Se necesitaría un gran presupuesto para poder trabajar todos los emplazamientos que están localizados. Una pena, ya que poco a poco este patrimonio se va deteriorando.

Justo en estas mismas trincheras por donde salimos a pasear, tuvo lugar un episodio bien documentado de ataque republicano sobre las posiciones nacionales para intentar arrebatarles el terreno. En la interesantísima web del Parque Lineal del Manzanares podéis encontrar información sobre este episodio, así como de otros importantes hitos y batallas de la Guerra Civil en esta zona: http://www.parquelineal.es/historia/guerra-civil/la-batalla-del-jarama/ataque-la-maranosa-coberteras-vaciamadrid/


 

Y no quiero cerrar este artículo sin acordarme de mis abuelos. Primero de mi abuelo materno, Santos, que fue reclutado por las tropas nacionales y estuvo combatiendo no muy lejos de aquí, en la zona de Navalcarnero y El Escorial. Por suerte para él, fue de los que logró sobrevivir a esta larga y cruenta guerra. Sé que pasó mucho miedo, y que apartado de su tierra, de su familia y de sus seres queridos, pensó muchas veces en que su vida acabaría en estas lejanas tierras del centro peninsular. Quizás su trabajo en determinados momentos como tahonero para las tropas, le sirvió en algunas ocasiones para no tener que estar en primera línea, y poder así salvar su vida.

Y también otro recuerdo para mi abuelo paterno, Enrique, quien cuando las tropas sublevadas se hicieron con el control de la comarca de Ribadeo, fue acusado de rojo y de conspirar contra el alcalde. Es la famosa "caza de brujas", en la que muchos aprovecharon para saldar rencillas, envidias o problemas personales, acusándoles de cualquier cosa. Pasó tres meses encarcelado, y su vida estuvo en el aire ante la posibilidad de que en cualquier momento se lo llevasen a uno de los famosos "paseos". Finalmente fue el propio alcalde quien sacó la cara por él y fue liberado, lo que le salvó la vida.

Así pues, mis dos abuelos sobrevivieron a la guerra, por suerte para mí, que de otro modo no habría nacido. Y en consecuencia también para la pequeña Sara, quien ahora puede pasear por estos mismos lugares en donde la cruenta guerra tuvo lugar.



Saludos y hasta la próxima.

 

Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons

Enrique Sampedro Miranda

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