Páginas del blog Ría de Ribadeo

viernes, 24 de mayo de 2013

Observando aves migradoras en Ribadeo

A semana pasada estiven uns días en Ribadeo, e como non podía ser doutra forma, aproveitei para saír bichear un pouco pola zona. O forte do paso migratorio prenupcial xa pasou, pero aínda se podían ver cousas interesantes. 

O venres 17 de maio (Día das Letras Galegas, por certo) saín co amigo Pablo Miki García. Fomos dar unha volta de recoñecemento pola ría. En Salías vimos unhas poucas limícolas, coma este mazarico rubio (aguja colipinta / Limosa lapponica).


E no pousadoiro do Tarrón observamos a presenza dunha das aguias pescadoras (águila pescadora / Pandion haliaetus) que pasaron o inverno na ría, e que aínda segue por aquí. Pero non tiñamos moito tempo, nin o tempo meteorolóxico acompañaba, así que pronto o deixamos, sen máis novidades.




Pola tarde fun eu só dar unha volta pola rasa costeira, entre o Faro da Isla Pancha e a Punta do Corvo, en Piñeira. Por alí descubrín a presenza de varios mazaricos chiadores (zarapito trinador / Numenius phaeopus) alimentándose nun prado. 




Despois dun bo rato observándoos de preto e sacándolles fotos, achegueime ós cantís, para buscar aves mariñas. O que máis vin foron mazcatos (alcatraz / Morus bassanus), pasando en números bastante considerables, e de vez en cando algún grupo lanzándose en picado sobre bandos de peixes para pescalos. Tamén puiden ver pasar un bando de mazaricos chiadores.

Mazcato

Mazcatos pescando

Mazaricos chiadores

Un par de días máis tarde, o domingo 19, amenceu unha mañá soleada, aínda que con previsións de ir empeorando progresivamente. Así que vendo o panorama, decidín saír rapidamente a dar unha volta antes de que chegasen as anunciadas choivas (que chegaron). Achegueime ata a beira asturiana da ría de Ribadeo, concretamente ata a praia de Salías, en Castropol. A cousa estaba tranquila en canto a humanos (nin mariscadores nin paseantes de cans), así que as aves tamén estaban tranquilas. Isto era o que había:

- un bando de 33 pirlos comúns (correlimos común / Calidris alpina)
- 5 píllaras reais (chorlitejo grande / Charadrius hiaticula)
- 1 píllara cincenta (chorlito gris / Pluvialis squaratola)
- 12 lampareiros (ostrero / Haematopus ostralegus)
- 4 mazaricos chiadores (zarapito trinador / Numenius phaeopus)
- 2 mazaricos rubios (aguja colipinta / Limosa lapponica)
- 3 lampareiros (espátula / Platalea leucorodia)
- 1 garza real (Ardea cinerea)
- 1 gaivota escura (gaviota sombría / Larus fuscus)
E sin contar os seus números, varias garzotas (garceta / Egretta garzetta), corvos mariños (cormorán / Phalacrocorax carbo), gaivotas patiamarelas (gaviota patiamarilla / Larus michaellis) e gaivotas choronas (gaviota reidora / Chroicocephalus ridibundus).

Aquí van algunhas fotos máis para rematar a entrada.

Bando de pilros comúns e píllara real

Mazaricos chiadores, píllaras reais e pilros comúns

Píllaras reais

Píllara real

Pilros comúns

Mazaricos chiadores

Lampareiros, mazaricos rubios (esquerda) e píllara cincenta (enriba á dereita)

Cullereiros
Gaivotas choronas

Gaivota patiamarela no porto de Ribadeo




Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons
Enrique Sampedro Miranda

sábado, 18 de mayo de 2013

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Traigo hoy al blog la reseña sobre un viaje que hice la semana pasada a los Pirineos con mi mujer. Por falta de tiempo no he podido ponerme antes con la redacción de esta entrada. Así que, con unos días de retraso, aquí va.

Como decía, hicimos una escapada al que en mi opinión es uno de los lugares con más encanto de toda la península. Se trata del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Con unos paisajes espectaculares, y repleto de vida por todas partes, su visita te marca para siempre. Tanto, que después de haber estado allí hace ya unos años, quisimos repetir.

Disponíamos de poco tiempo, apenas dos días, así que nos planificamos una apretada agenda para recorrer las partes más importantes del Parque. Así, el sábado nos planteamos dos rutas, el Valle de Escuaín por la mañana, y el Cañón de Añisclo por la tarde. Para el domingo dejaríamos la ruta por el Valle de Ordesa. De esta forma, recorreríamos los tres valles más importantes de la reserva.

Valle de Escuaín


Para visitar el Valle de Escuaín, decidimos hacer la ruta de los miradores de Revilla, ya que al mismo tiempo que nos permitiría tener unas impresionantes vistas del valle y sus cañones, nos ofrecería la posibilidad de observar a uno de los emblemas del Parque Nacional, como es el quebrantahuesos. Esta ruta es bastante corta, y además de las vistas y las aves, tiene otros puntos de interés como los restos de la Ermita de San Lorenzo, incrustada entre las peñas. Al poco rato de comenzar la ruta, ya aparecieron las primeras observaciones interesantes de aves, como un grupo de 5 halcones abejeros (Pernis apivorus). También entre los cortados descubrimos la presencia de avión común (Delichon urbicon) y avión roquero (Ptyonoprognen rupestris).



Abejero

Siguiendo el sendero que transcurre por la ladera del valle, se llega finalmente a los miradores sobre el Barranco Aganés, con unas vistas impresionantes sobre el río Yaga, y los cortados rocosos de las gargantas del Valle de Escuaín.

Valle de Escuaín formado por el río Yaga

Este es uno de los mejores lugares para observar al quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) y donde los había visto en mi anterior visita. Por suerte, esta vez tampoco faltaron a su cita, y nos deleitaron con sus espectaculares vuelos sobre los barrancos, junto con buitres leonados (Gyps fulvus) y alimoches (Neophron percnopterus) y algún halcón peregrino (Falco peregrinus).

Quebrantahuesos

Quebrantahuesos


Quebrantahuesos


Buitre leonado


Así que con la satisfacción de haber visto a los quebrantas, y de haber disfrutado de esta estupenda ruta, nos volvimos por donde habíamos venido y cogimos el coche para dirigirnos a otro de los puntos estrella del Parque, el Cañón de Añisclo.

Entrada al Cañón de Añisclo

Esta ruta discurre por un profundo cañón labrado en las rocas durante el transcurso de los siglos por el río Bellós. Recorrer la senda principal que surca el cañón, supone caminar flaqueados de impresionantes paredes calizas, acompañados por las aguas del Bellós, y rodeados de una densa vegetación. Además, la ventaja de ir en estas fechas, es que los bosques caducos de hayas, arces y otras especies, muestran ya todo su esplendor, lo que le da si cabe más encanto. En cuanto a su fauna, además de buitres, por el río descubrimos la presencia de un mirlo acuático (Cinclus cinclus), una abubilla (Upupa epops), mientras que entre la vegetación abundaban páridos como el carbonero (Parus major) y el herrerillo (Parus caeruleus).







Para el domingo dejamos la última de las rutas, y sin duda la más conocida de todas las del Parque Nacional, la que recorre el Valle de Ordesa. Son 17 km. de caminata que, superando un desnivel de unos 600 m., te llevan desde la Pradera de Ordesa hasta la cascada de la Cola de Caballo, donde se origina el valle. Custodiando el circo glaciar, se encuentra la hierática figura de Monte Perdido, que con sus 3.355 m. de altitud, da nombre al Parque.




La parte inicial de la ruta transcurre entre un denso bosque de hayas y abetos, creando un auténtico bosque de galería que nos hace sentirnos envueltos por la naturaleza.





Si prestamos atención, podemos descubrir entre la densa vegetación a algunos de sus habitantes, como esta pareja de trepadores azules (Sitta europaea) que se camuflaba entre las hayas.





A medida que vamos ascendiendo, podemos contemplar unas estupendas panorámicas de la parte baja del valle, mientras vamos descubriendo cómo poco a poco la vegetación va cambiando, dando paso a masas de pino negro que se van intercalando con otras especies. En esta parte intermedia de la ruta, las cascadas que forma el río Arazas son realmente espectaculares. Además, se pueden seguir descubriendo a otros habitantes típicos de este ecosistema de alta montaña, como rebecos y marmotas. A éstas últimas las escuchamos en varias ocasiones, con sus característicos gritos de aviso, pero por más que buscamos entre rocas y praderas en las laderas, no logramos verlas.

Valle de Ordesa


Cascadas formadas por el río Arazas




Rebeco


En la parte alta del valle, la masa arbórea va desapareciendo, dejando paso a praderas de alta montaña con algunas manchas de vegetación rasa. Aquí se puede apreciar en todo su esplendor la inmensidad de las paredes rocosas que flanquean el valle.





Y como colofón a la ruta, que posteriormente tocará desandar por el mismo camino para regresar al punto de inicio, nos encontramos la famosa Cola de Caballo, cascada que con las abundantes lluvias de esta primavera, sumadas a las aguas del potente deshielo, dan lugar a un salto espectacular. Por encima, la magestuosa silueta de Monte Perdido, cubierto por unas tardías nieves primaverales que nos muestra su cara más amable en este azul y tranquilo día de primavera. Una estupenda estampa para finalizar esta entrada.


Cascada "Cola de Caballo"

Monte Perdido


Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons
Enrique Sampedro Miranda

martes, 7 de mayo de 2013

Monfragüe y embalse de Arrocampo


La última salida con los amigos y compañeros de la Asociación Elefante Rocoso ha sido al Parque Nacional de Monfragüe. Un año más, y para continuar con una ya larga tradición, el mejor guía posible para estos parajes, nuestro querido Miguel Ángel Granado (Míguel "Monfra"), nos llevó a Monfragüe a disfrutar un par de días de aquellos maravillosos paisajes y de su fauna alada. Este año la novedad fue que, por primera vez para nuestro grupo, hicimos una parada en la reserva ornitológica del embalse de Arrocampo, perteneciente también al Parque Nacional. Y desde luego que la novedad no nos defraudó, sino todo lo contrario, colmó nuestras expectativas con creces, y nos pareció un lugar de visita obligada para futuros años.

Embalse de Arrocampo (Cáceres)


La principal característica de este peculiar embalse es que mantiene un nivel hídrico constante, puesto que sus aguas están destinadas a la refrigeración de la Central Nuclear de Almaraz, estando su nivel, como decía, regulado permanentemente. También tiene una temperatura ligeramente más elevada de lo normal, entre 2 y 5 grados. Estas condiciones son óptimas para la proliferación de diferentes tipos de plancton, que sirven como sustento a una rica cadena trófica, y que, junto con una buena masa de vegetación palustre acompañada de otro tipo de vegetación circundante, permiten que allí se establezcan y críen numerosas especies de aves. Esto lo pudimos comprobar en nuestra visita, en la que observamos una variada representación de las especies típicas del embalse. 

Vegetación palustre


Según habíamos leído, en este lugar se pueden encontrar todas las especies de ardeidas presentes en la península, y este era uno de los alicientes que más nos llamaba la atención. Pronto descubrimos la enorme abundancia de garza imperial (Ardea purpurea) encontrándose en esta época en plena incubación de sus huevos. También vimos un gran número de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), garcetas (Egretta garzetta) y alguna garza real (Ardea cinerea), así como varios martinetes (Nycticorax nycticorax). Pero sin duda la ardeida que más ilusión nos hizo observar, fue un avetorillo (Yxobrichus minutus) que se posó relativamente cerca de nosotros, mientras estábamos en uno de los observatorios.

Garza imperial

Avetorillo


Otra de las especies representativas del humedal es el calamón (Porphyrio porphyrio), cuyo incremento poblacional de los últimos años le ha llevado a dejar de estar considerada una especie amenazada.

Calamón


También disfrutamos con la observación de dos especies de charranes que habitan en Arrocampo. La primera que identificamos fue la más abundante, la pagaza piconegra (Sterna nilotica), de la que había numerosos ejemplares. Pero pasado un tiempo, nos dimos cuenta de que entre ellas había algunos ejemplares de otra especie de un tamaño mucho menor, que resultó ser fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida).

Pagaza piconegra


En lo que a otras especies se refiere, la lista que nos llevamos de Arrocampo fue larguísima: ánade friso (Anas strepera), somormujo lavanco (Podiceps cristatus), cigüeña (Ciconia ciconia), cigüeña negra (Ciconia nigra), aguilucho lagunero (Circus aeroginosus), gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus), cogujada (Galerida cristata), ruiseñor bastardo (Cettia cetti), jilguero (Carduelis carduelis) y un largo etcétera.

El grupo en uno de los observatorios


La estancia en el corazón de Monfragüe la hicimos esta vez en el albergue que la Fundación Global Nature tiene en la localidad de Torrejón el Rubio. Tras dejar nuestras cosas en el albergue, la primera visita fue, como no podía ser de otra forma, al Salto del Gitano. Allí estuvimos, junto con una concurrida parroquia de aficionados a la ornitología y turistas, disfrutando de los vuelos de buitres leonados (Gyps fulvus), milanos negros (Milvus migrans), aviones comunes (Delichon urbicon) y roqueros (Ptyonoprognen rupestris), golondrinas dáuricas (Hirundo daurica), etc. Entre los nidos más seguidos por prismáticos y telescopios en la orilla opuesta, Peña Falcón, además de los más numerosos de buitre leonado, destacaban los de dos cigüeñas negras, así como uno de halcón peregrino con pollos. También apareció un ejemplar de águila calzada (Hieraaetus pennatus), mientras los roqueros solitarios (Monticola solitarius) iban y venían posándose de peña en peña.

Salto del Gitano y Peña Falcón

Buitres sobre Peña Falcón


Cigüeña negra

Avión roquero








Águila calzada

Roquero solitario
El final de la jornada lo hicimos con la clásica subida al Castillo de Monfragüe, en donde vimos la puesta de sol, rodeados de un impresionante paisaje y espectaculares vistas.





Al día siguiente, por la mañana la mayor parte del grupo se decidió a hacer una ruta a Cerro Gimio, mientras que alguno quisimos repetir observando aves desde el Salto del Ginato primero, el Puente del Cardenal después, y el observatorio de La Tajadilla por último. En el primer punto, con la luz del sol a favor, pudimos ver mejor los nidos de Peña Falcón, y descubrir otras especies que no habíamos visto el día anterior como el alimoche (Neophron percnopterus). En el Puente del Cardenal las estrellas fueron los aviones comunes y el vencejo real (Apus melba), con el que nos tuvimos que contentar a falta de poder ver al vencejo cafre (Apus caffer). Por su parte, en la Tajadilla, las novedades fueron una oropéndola (Oriolus oriolus) y la presencia de un buitre con la cabeza manchada de sangre tras haber estado devorando alguna carroña. Aunque lo más sorprendente fue la presencia de un zorro (Vulpes vulpes) que se acercó al merendero a buscar comida entre lo que les sobraba a quienes allí estaban, y que mostraba una sorprendente confianza con los humanos.

El Tajo a su paso por el Puente del Cardenal, este año sumergido debido al gran nivel de agua del río

En la parte inferior de la imagen, junto a otro ejemplar, un buitre leonado con la cabeza manchada de sangre

El zorro confiado


Ya por la tarde, la salida del parque la hicimos por el lado del río Tiétar, parando como siempre un buen rato en uno de los lugares estrella, la Portilla del Tiétar. Allí los habituales suelen ser el búho real (Bubo bubo), la cigüeña negra y el águila imperial, entre otros. Sorprendentemente, este año no había nido de búho real, así que nos tendríamos que ir sin ver al "gran duque". Pero quienes no faltaron a su cita fueron la cigüeña negra y el águila imperial ibérica, que junto con un nido de alimoche, fueron el broche de oro para este estupendo viaje a uno de los mejores lugares de Europa para los aficionados a la ornitología.

Alimoche en el nido


Águila imperial ibérica

Cigüeña negra

El río Tiétar y la cara sur de la Sierra de Gredos al fondo


Para finalizar, cuelgo aquí el listado completo de especies que identificamos tanto en Arrocampo como en Monfragüe, con sus nombres en castellano, científico y gallego, como suelo hacer siempre en el blog:

Milano real / Milvus milvus / Miñato real - millafre real
Alimoche / Neophron percnopterus / Voitre branco
Buitre leonado / Gyps fulvus / Voitre leonado
Buitre negro / Aegypius monachus / Voitre negro
Aguilucho lagunero / Circus aeruginosus / Tartaraña das xunqueiras - tartaraña arpella
Ratonero / Buteo buteo / Miñato
Águila imperial ibérica / Aquila adalberti / Aguia imperial
Águila calzada / Hieraaetus pennatus / Aguia calzada
Halcón Peregrino / Falco peregrinus / Falcón peregrino
Gallineta / Gallinula chloropus / Galiña de río - galiñola
Calamón / Porphyrio porphyrio / Camón de Allen
Focha / Fulica atra / Galiñola negra
Gaviota reidora / Chroicocephalus ridibundus / Gaivota chorona
Pagaza piconegra / Sterna nilotica / Carrán de bico curto
Fumarel cariblanco / Chlidonias hybrida / Gaivina de cara branca
Paloma Torcaz / Columba palumbus / Pombo torcaz
Tórtola turca / Streptopelia decaocto / Tórtora turca
Vencejo real / Apus melba / Andoriñón real
Vencejo / Apus apus / Cirrio - vencello
Avión roquero / Ptyonoprognen rupestris / Andoriña dos penedos
Avión común / Delichon urbicon / Andoriña de cu branco
Abejaruco / Merops apiaster / Abellaruco
Abubilla / Upupa epops / Bubela
Cogujada / Galerida cristata / Cotovía cristada - cotovía dos camiños
Golondrina / Hirundo rustica / Andoriña - anduriña
Golondrina dáurica / Hirundo daurica / Andoriña dáurica
Lavandera blanca / Motacilla alba / Lavandeira branca
Tarabilla / Saxicola torquatus / Chasco
Roquero solitario / Monticola solitarius / Merlo azul
Mirlo / Turdus merula / Merlo
Ruiseñor bastardo / Cettia cetti / Reiseñor da auga - reiseñor bravo
Herrerillo / Parus caeruleus / Monxiña (galego local) - ferreiriño azul
Carbonero / Parus major / Ferreiro abelleiro - ferreiriño real
Oropéndola / Oriolus oriolus / Ouriolo
Alcaudón real / Lanius meridionalis / Picanzo real
Alcaudón / Lanius senator / Picanzo cabecirrubio
Rabilargo / Cyanopica cyanus / Pega azul
Urraca / Pica pica / Pega
Cuervo / Corvus corax / Corvo grande
Estornino negro / Sturnus unicolor / Estorniño negro
Gorrión / Passer domesticus / Pardal
Jilguero / Carduelis carduelis / Xílgaro
Triguero / Emberiza calandra / Trigueiro - trigueirón

Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons
Enrique Sampedro Miranda