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sábado, 18 de mayo de 2013

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Traigo hoy al blog la reseña sobre un viaje que hice la semana pasada a los Pirineos con mi mujer. Por falta de tiempo no he podido ponerme antes con la redacción de esta entrada. Así que, con unos días de retraso, aquí va.

Como decía, hicimos una escapada al que en mi opinión es uno de los lugares con más encanto de toda la península. Se trata del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Con unos paisajes espectaculares, y repleto de vida por todas partes, su visita te marca para siempre. Tanto, que después de haber estado allí hace ya unos años, quisimos repetir.

Disponíamos de poco tiempo, apenas dos días, así que nos planificamos una apretada agenda para recorrer las partes más importantes del Parque. Así, el sábado nos planteamos dos rutas, el Valle de Escuaín por la mañana, y el Cañón de Añisclo por la tarde. Para el domingo dejaríamos la ruta por el Valle de Ordesa. De esta forma, recorreríamos los tres valles más importantes de la reserva.

Valle de Escuaín


Para visitar el Valle de Escuaín, decidimos hacer la ruta de los miradores de Revilla, ya que al mismo tiempo que nos permitiría tener unas impresionantes vistas del valle y sus cañones, nos ofrecería la posibilidad de observar a uno de los emblemas del Parque Nacional, como es el quebrantahuesos. Esta ruta es bastante corta, y además de las vistas y las aves, tiene otros puntos de interés como los restos de la Ermita de San Lorenzo, incrustada entre las peñas. Al poco rato de comenzar la ruta, ya aparecieron las primeras observaciones interesantes de aves, como un grupo de 5 halcones abejeros (Pernis apivorus). También entre los cortados descubrimos la presencia de avión común (Delichon urbicon) y avión roquero (Ptyonoprognen rupestris).



Abejero

Siguiendo el sendero que transcurre por la ladera del valle, se llega finalmente a los miradores sobre el Barranco Aganés, con unas vistas impresionantes sobre el río Yaga, y los cortados rocosos de las gargantas del Valle de Escuaín.

Valle de Escuaín formado por el río Yaga

Este es uno de los mejores lugares para observar al quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) y donde los había visto en mi anterior visita. Por suerte, esta vez tampoco faltaron a su cita, y nos deleitaron con sus espectaculares vuelos sobre los barrancos, junto con buitres leonados (Gyps fulvus) y alimoches (Neophron percnopterus) y algún halcón peregrino (Falco peregrinus).

Quebrantahuesos

Quebrantahuesos


Quebrantahuesos


Buitre leonado


Así que con la satisfacción de haber visto a los quebrantas, y de haber disfrutado de esta estupenda ruta, nos volvimos por donde habíamos venido y cogimos el coche para dirigirnos a otro de los puntos estrella del Parque, el Cañón de Añisclo.

Entrada al Cañón de Añisclo

Esta ruta discurre por un profundo cañón labrado en las rocas durante el transcurso de los siglos por el río Bellós. Recorrer la senda principal que surca el cañón, supone caminar flaqueados de impresionantes paredes calizas, acompañados por las aguas del Bellós, y rodeados de una densa vegetación. Además, la ventaja de ir en estas fechas, es que los bosques caducos de hayas, arces y otras especies, muestran ya todo su esplendor, lo que le da si cabe más encanto. En cuanto a su fauna, además de buitres, por el río descubrimos la presencia de un mirlo acuático (Cinclus cinclus), una abubilla (Upupa epops), mientras que entre la vegetación abundaban páridos como el carbonero (Parus major) y el herrerillo (Parus caeruleus).







Para el domingo dejamos la última de las rutas, y sin duda la más conocida de todas las del Parque Nacional, la que recorre el Valle de Ordesa. Son 17 km. de caminata que, superando un desnivel de unos 600 m., te llevan desde la Pradera de Ordesa hasta la cascada de la Cola de Caballo, donde se origina el valle. Custodiando el circo glaciar, se encuentra la hierática figura de Monte Perdido, que con sus 3.355 m. de altitud, da nombre al Parque.




La parte inicial de la ruta transcurre entre un denso bosque de hayas y abetos, creando un auténtico bosque de galería que nos hace sentirnos envueltos por la naturaleza.





Si prestamos atención, podemos descubrir entre la densa vegetación a algunos de sus habitantes, como esta pareja de trepadores azules (Sitta europaea) que se camuflaba entre las hayas.





A medida que vamos ascendiendo, podemos contemplar unas estupendas panorámicas de la parte baja del valle, mientras vamos descubriendo cómo poco a poco la vegetación va cambiando, dando paso a masas de pino negro que se van intercalando con otras especies. En esta parte intermedia de la ruta, las cascadas que forma el río Arazas son realmente espectaculares. Además, se pueden seguir descubriendo a otros habitantes típicos de este ecosistema de alta montaña, como rebecos y marmotas. A éstas últimas las escuchamos en varias ocasiones, con sus característicos gritos de aviso, pero por más que buscamos entre rocas y praderas en las laderas, no logramos verlas.

Valle de Ordesa


Cascadas formadas por el río Arazas




Rebeco


En la parte alta del valle, la masa arbórea va desapareciendo, dejando paso a praderas de alta montaña con algunas manchas de vegetación rasa. Aquí se puede apreciar en todo su esplendor la inmensidad de las paredes rocosas que flanquean el valle.





Y como colofón a la ruta, que posteriormente tocará desandar por el mismo camino para regresar al punto de inicio, nos encontramos la famosa Cola de Caballo, cascada que con las abundantes lluvias de esta primavera, sumadas a las aguas del potente deshielo, dan lugar a un salto espectacular. Por encima, la magestuosa silueta de Monte Perdido, cubierto por unas tardías nieves primaverales que nos muestra su cara más amable en este azul y tranquilo día de primavera. Una estupenda estampa para finalizar esta entrada.


Cascada "Cola de Caballo"

Monte Perdido


Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons
Enrique Sampedro Miranda

10 comentarios:

  1. Hola Enrique, buenos días.

    Enhorabuena por diversas razones: las rutas realizadas, los avistamientos y por compartirlo con todos nosotros a través de tus fotos, la verdad es que se me hace agua la boca y me digo: me lo anoto, algún día tendré que ir.

    Un saludo,

    Rafa.

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    1. Hola Rafa. Muchas gracias por tus palabras, me alegro de que te haya gustado la entrada. Pues ya sabes, a buscar el momento, y a hacer el viaje. Está un poco lejos, pero merece la pena.
      Un saludo.

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  2. Que entrada tan bonita! Y menudas fotos! Esto solo incremente mis ganas de ir hasta allí en un futuro... Gracias por contarnos vuestra experiencia
    Saludos.

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    1. Parece que he conseguido aumentar las ganas de viajar a los Pirineos. A lo mejor el Gobierno de Aragón me lo agradece, ja, ja, ja. No, en serio, me alegro de que os guste y que compartiendo mis viajes y experiencias en el blog haya gente a quien le interese.
      Un saludo.

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  3. Nada, Quique, ti queres liquidarme, matarme de envexa. Non hai outra explicación!
    (É broma, qué sorte tés de poder moverte por ahí...)

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    1. Ja, ja, ja. A verdade é que levo unha boa racha de viaxes. Déronse unha serie de circunstancias que fixeron que coincidira así, pero de momento xa se acaba. Ainda que hoxe estou en Ribadeo (ando de punta a punta da península), e como non, xa saín facer a miña visita obrigada pola ría. Pola tarde volvo para Madrid, así que escribirei desde alí a correspondente entrada no blog ó longo desta semana.
      Unha aperta Xabi.

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  4. Preciosa zona y que ganas tengo yo de bimbar al quebrantahuesos. Un saludo, Gonzalo Criado.

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    1. Pues en este sitio, es seguro. Yo el otro aňo que había ido, allí estaban, y este igual.
      Un saludo Gonzalo.

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  5. Preciosas imágenes de esta belleza de lugar.. Enhorabuena..

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    1. Gracias Ana. Es muy fácil sacar fotos bonitas allí.
      Un saludo.

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