El sábado, varios miembros de la asociación de montaña, senderismo y medio ambiente Elefante Rocoso, hicimos la ascensión a La Cebosa, en la Sierra de Ayllón (Guadalajara). Inicialmente la idea era alcanzar el Pico del Lobo, pero la enorme cantidad de nieve ya nos hizo ver desde el principio que tendríamos que cambiar de objetivo.
Saliendo de Montejo de la Sierra (Madrid), nos dirigimos en dirección a Peñalba de la Sierra (Guadalajara). Unos kilómetros antes de llegar a Peñalba, en el último pequeño puerto que hay antes del pueblo, dejamos los coches para comenzar a caminar. Partimos desde una altitud de unos 1.514 m., para llegar a los 2.048 de La Cebosa, es decir algo más de 500 m. de desnivel, en unos 6 kilometros de distancia entre ambos lugares. Por medio, siguiendo la cuerda que une ambos puntos, fuimos pasando paulatinamente por las distintas cumbres que van formando la cadena: Cabeza Antón (1.558 m.), Cerro Peñalba (1.558 m.), Morra del Segoviano (1.752 m.), Cabeza la Zarza (1.787 m.) y La Cebosa (2.048 m.). El regreso fue por el mismo camino, por lo que la ruta fue de unos 12 km. Aunque la longitud engaña, puesto que la dureza no fue la distancia, sino el desnivel y sobre todo, la nieve.
La Sierra de Ayllón es uno de nuestros lugares preferidos para hacer senderismo y montaña, ya que sin estar demasiado lejos de Madrid, su acceso es bastante más complicado que, por ejemplo, ir a la Sierra de Guadarrama. Esto hace que sea un lugar mucho más solitario, y en el que se puede disfrutar de la montaña de forma más tranquila. De hecho, durante toda la ruta fuimos completamente solos por estas cumbres, encontrándonos únicamente con dos personas cuando ya estábamos de vuelta. Pero precisamente esta soledad hizo también más complicada la ascensión, ya que tuvimos que ir toda la parte final de la ruta abriendo huella, con algunas zonas en las que ésta llegaba casi al metro de altura. Pero la aventura es la aventura, y desde luego disfrutamos a tope de la nieve y la montaña.
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Perspectiva de la ruta casi al principio, con el Pico del Lobo al fondo, entre las nubes. |
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Dani y Ricardo sorteando las primeras placas de hielo |
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Entrando en la zona nevada |
El coordinador de esta salida fue el amigo José Luís, quien como experto conocedor de la zona, nos llevó siempre por el camino apropiado hasta alcanzar la cumbre. Cosa que no era sencilla, sobre todo al final, donde como decía, la gran cantidad de nieve acumulada, que en algunos puntos estaba algo helada, le ponía emoción a la subida. Porque además de la dificultad en sí de caminar hundiéndose en la nieve, está la de no ver el camino ni el lugar por el que se va.
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Subiendo la Morra del Segoviano, la parte más dura de la ruta |
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La nieve nos cubría hasta las rodillas en esta zona cuando se hundía bajo nuestro peso |
No quiero extenderme relatando los detalles de la ruta, sino que paso directamente a colgar las fotos. El día acompañó, aunque el fuerte viento sí se hizo notar, y las fotos de los paisajes nevados en contraste con los cielos azules son la mejor crónica que se puede hacer. Así que dejo que las fotos hablen por mí.
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Punto de reagrupamiento antes del tramo final de subida a La Cebosa |
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Manolo con sus raquetas y el coordinador José Luis, al más puro estilo alpinista |
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Subiendo a la cima de La Cebosa |
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El tramo se las traía... |
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Servidor, en la cumbre. Al fondo, el Pico del Lobo. |
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Pequeño descanso disfrutando de las vistas y un pequeño tentenpié. |
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El fotógrafo fotografiado. La foto me la sacó Manolo (Manuel Zurita). |
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Comiendo en "mesas" separadas, al refugio del fortísimo viento. Foto: Manuel Zurita. |
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El peor tramo. En la bajada, en este tramo nos metimos en una zona en la que nos hundíamos hasta la cintura en algunos puntos. Foto: Manuel Zurita. |
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Foto de grupo. De izquierda a derecha: Dani, José Luis, Ilde, Pilar, Ricardo, Quique y Manolo. Falta Míguel, que sacaba la foto, y Ángel, que estaba más abajo. Foto: Miguel Ángel Granado. |
Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons
Buff, ... ¡qué recuerdos!. Hace ya 25 años que subí allí ...
ResponderEliminarUn lugar muy bonito. Y seguro que está igual que cuando tú subiste, porque por suerte allí la mano del hombre no ha tenido mucha influencia. Un saludo.
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