Ría de Ribadeo: Kenia (I). Los Aberdares.

martes, 26 de junio de 2012

Kenia (I). Los Aberdares.

Aprovechando que llevo unos días sin salir al campo y no tengo material nuevo para subir al blog, voy a meter varias entradas sobre un viaje que realicé a Kenia en 2009. Llevo tiempo queriendo escribir sobre ello, pero hasta ahora no había encontrado el momento.

Elefantes en los Aberdares

No descubro nada si digo que África es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza. En mi caso particular, poder realizar este viaje supuso hacer realidad todo un sueño. Es indescriptible la sensación de estar en plena sabana, en los lagos del Valle del Rift, o en medio de la selva, disfrutando a pocos metros de ti de algo que tantas veces has visto en los documentales. Los momentos que viví en este viaje me han marcado para el resto de mi vida, y con estas entradas pretendo dejar mi pequeño homenaje a esta tierra maravillosa. Así pues, no es mi intención dar ninguna clase magistral sobre fauna africana, porque no soy ningún experto, ni es mi pretensión. Simplemente quiero compartir aquí las fotos que saqué, y dejar constancia de las diferentes especies que vi, que fueron muchísimas. Pero precisamente es tal la cantidad de material que recopilé, que no me queda más remedio que dividirlo en varias entradas, porque en una sola resultaría imposible.

Búfalos bebiendo en una charca en los Aberdares

Comienzo esta serie de entradas hablando del Parque Nacional de Aberdare, ubicado en la cordillera del mismo nombre, y que fue mi primer contacto con la naturaleza salvaje africana. El nombre a estas montañas se lo dio el explorador escocés Joseph Thomson, a quien también debe su nombre, por ejemplo, la gacela thomson, o las cataratas Thomson. Él fue quien las bautizó como montes Aberdares en 1883, aunque los nativos Kikuyu las conocen por su nombre tradicional, Nyandarua. Situada en las Tierras Altas Centrales, al Oeste del Monte Kenia, esta cadena montañosa de unos 160 km de longitud alberga el tercer parque nacional más grande de Kenia, con 770 km² de extensión. Además, es la reserva más alta de toda África, ya que el altiplano se sitúa en su mayor parte a una cota por encima de los 3.000 m. La mayor parte del paisaje está constituido por una selva húmeda y lluviosa envuelta en neblinas, que le da un aspecto mágico.

Selva en los Aberdares

Cascada Thomson

La forma habitual de conocer este parque es alojándose en alguno de los lodges que existen dentro de sus límites, a los que se llega tras un “movido” viaje por caminos y carreteras sin asfaltar, ya que se encuentran alejados de cualquier población o asentamiento. Literalmente, están perdidos en medio de la selva. Los dos más famosos son el Tree Tops y The Ark. Yo me alojé en este último, y lo recomiendo a todos aquellos que tengan la posibilidad de elegirlo, porque está ubicado en un paraje impresionante, y es un alojamiento encantador (sin demasiados lujos, pero cumple de sobra lo que se puede esperar en un lugar así).

Hotel The Ark, selva y manada de búfalos

Búfalos

Desayunando con los animales

Atardecer en la selva

Además de estar situado en un claro del bosque que facilita la visión de los grandes animales, este mismo claro dispone de un humedal que no sólo atrae a los grandes mamíferos, sino que en él habitan otras especies menos llamativas para otras personas, pero que a un buen aficionado a la ornitología no le pueden pasar desapercibidas.

Pato de pico amarillo (Anas undulata)

Grullas reales

Francolín escamoso (Francolinus squamatus)

Garza real

Pájaro ratón (Colius striatus kikuyuensis)

El búfalo fue mi primera observación de uno de los conocidos “cinco grandes” (“big five”). Este ranking viene de la época de los safaris de caza, en la que cinco eran los trofeos más valorados por los cazadores por su bravura y dificultad para la caza: el elefante, el rinoceronte, el búfalo, el león y el leopardo. Esta lista sigue siendo un trofeo para quienes ahora realizan safaris de naturaleza o fotográficos, como en mi caso.

Búfalo

Búfalos con picabueyes

Antílope de jeroglífico

Búfalo y antílope de jeroglífico bebiendo en la charca

La jirafa reticulada (Giraffa camelopardalis reticulata) es una de las dos subespecies de jirafas que se pueden ver en Kenia. La otra es la jirafa masai (Giraffa camelopardalis tippelskirchi), de la que hablaré en otra entrada. La primera se distingue de la segunda por el tipo de dibujo de su piel, y también por ser de menor tamaño que la masai.

Jirafa reticulada

Cebras e impalas

Hilóqueros

Estos son los primeros elefantes que vi en estado salvaje. Suponía mi segundo “grande” de los “big five”. Por la noche se acercaban a las inmediaciones de la charca, y los pudimos fotografiar desde el observatorio que el hotel The Ark tiene instalado para este fin. En concreto se trata de elefantes de selva (Loxodonta africana cyclotis) que gracias a la genética han sido clasificados como una especie totalmente distinta del elefante de la sabana (Loxodonta africana africana). Morfológicamente, el elefante de la selva es de menor tamaño que su pariente de la sabana, y se distingue también por tener las orejas más pequeñas y redondeadas, y los colmillos más rectos.

Elefantes de la selva

Gran ejemplar de elefante de la selva

Mono de Sykes - Cercopithecus albogularis

Colobo blanco y negro - Colobus guereza

La riqueza de fauna es tal en África, que ante algo tan simple como un comedero que tienen instalado en los alrededores del hotel para atraer con unas migas de pan a pequeños pájaros, es capaz de convocar también desde una graciosa ardilla, hasta una mangosta o un ejemplar de suni (Neotragus moschatus), una especie de antílope en miniatura. Impresionante.