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sábado, 15 de junio de 2019

Observación de osos pardos, una ilusión cumplida.



El primer fin de semana de junio cumplí una ilusión que tenía desde hacía tiempo, observar osos pardos en libertad y en su entorno natural. Aprovechando el buen tiempo que hacía esos días, decidí acudir a la vecina Asturias en busca de esta experiencia. Mi idea era ir al Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, en el suroccidente asturiano, por su relativa "cercanía" a Ribadeo. 



Contacté para ello con una de las empresas de turismo natural autorizadas para realizar este tipo de actividades, Mirada Astur. Es aconsejable que éstas se hagan acompañados de profesionales, ya que conocen las reglas básicas que hay que seguir para realizar la actividad de una manera responsable con el medio y con la fauna. Además, de esta forma aumentan exponencialmente tus posibilidades de éxito en la observación, ya que los guías conocen el territorio, las costumbres de los animales y te llevan a los lugares más adecuados. A pesar de todo, hay que ir preparado para el fracaso, si por esto se entiende el no lograr ver osos, que al fin y al cabo es el objetivo final. Estamos hablando de que son aminales libres, y como tales, no siguen unas reglas o costumbres, sino que muy diversos factores influyen en su comportamiento. Es decir, que puedes volver a tu casa sin haberlos visto. Yo esto lo tenía perfectamente claro, ya que llevo muchos años observando fauna salvaje por muy diversos lugares, y sé que muchas veces no consigues ver lo que estás buscando. Pero puede haber quien se lleve una gran desilusión si va con la idea en la cabeza de que "va a ver osos". El planteamiento no debe ser ese, sino el de "voy a disfrutar de una experiencia en la naturaleza intentando ver osos".



El lugar es espectacular, y en esta época está precioso. Además, todavía quedaban algunos neveros que nos hacían recordar que por estas cumbres los inviernos son largos y duros. 





Mientras dura la espera, escuchar el agua de los arroyos o el canto del cuco mientras obervas un rebeco alimentándose completamente ajeno a tu presencia, ya es una gozada. 




Pero si, al cabo de hora y media de paciente espera, alguien da la voz de alarma, "¡osos!", entonces las pulsaciones se te disparan. Y si además no se trata de un simple oso, sino de una hembra con dos pequeños oseznos, entonces la felicidad es total. Durante más de hora y media estuvimos observando con los telescopios y disfrutando de esta peluda familia. Mientras la madre deambulaba de aquí para allá en busca de los mejores pastos y alimentos del terreno, los dos pequeños oseznos la seguían, entreteníendose con juegos y correrías de un lado para otro. Unas imágenes que tantas veces había visto en los documentales, y que ahora estaba viendo con mis propios ojos. Una maravilla.

Las fotos que saqué no son nada buenas, pero sirven a modo testimonial. Venga, a ver si encontrais a mamá osa por aquí...




En este pequeño vídeo, a pesar de la distancia, se puede ver mejor a la familia. La osa con sus dos oseznos. Es sólo una pequeña escena de todo el tiempo que estuvimos observándolos.



Lo dicho, una gozada. Y no quiero despedirme si agradecer desde aquí a Mirada Astur, o lo que es lo mismo, a Diego y Tino por su trabajo, su profesionalidad, y su cercano trato. Desde luego, espero volver a veros y repetir la experiencia.

Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons
Enrique Sampedro Miranda
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