Traigo hoy al blog una ruta por la provincia de Soria. Se trata de un viaje en el que se combinan las maravillas naturales y monumentales de esta hermosa y poco poblada zona de Castilla. La semana pasada estuvimos de viernes a domingo haciendo esta ruta, y el propósito de esta entrada es describir los lugares en los que estuvimos y los caminos que tomamos, para que pueda servir de guía a quien pretenda hacer un viaje similar, que sin ninguna duda recomiendo.
El lugar que elegimos como base y punto de partida para comenzar la ruta fue el pequeño pueblecito de Vinuesa, en la Comarca de Pinares, a las faldas de los Picos de Urbión. En una ruta de tres días, como la que nosotros hicimos, este sería el destino del viaje de ida, llegando el viernes para pernoctar aquí. Nosotros elegimos una casa rural, pero existen otras posibilidades como algún hostal, camping, o incluso un albergue próximo (en la localidad de Salduero).
Recomiendo iniciar las visitas haciendo la ascensión a la Laguna Negra. Desde Vinuesa se accede en coche por una carretera de subida, que en verano te deja muy próximo a la laguna (unos 2 km.), aunque en invierno todo depende de la nieve que haya. La gran nevada que cayó en los días anteriores a nuestra visita, hacía imposible subir en coche, por lo que tuvimos que hacer caminando unos 7 km. de ascensión, y otros tantos de bajada, claro.
Pero como se puede apreciar en estas imágenes, la subida invernal a la laguna es espectacular. Eso sí, conviene ir preparados con calzado y ropa adecuadas, ya que la nieve alcanza una altura considerable, por encima de las rodillas en algunos puntos. Tampoco viene mal llevar bastones o incluso raquetas de nieve, como llevaban algunos senderistas.
La subida, a un ritmo normal, puede hacerse en unas 3 horas. Lógicamente, depende del ritmo que imprimamos y también de lo que nos paremos a sacar fotos o disfrutar de la nieve, que en nuestro caso fueron bastantes paradas, ya que los paisajes son espectaculares.
Unos metros antes de alcanzar la laguna, se distingue ya la enorme pared de granito que flanquea la orilla Oeste de la laguna, en esta época con la cascada helada.
Y poco antes de alcanzar la laguna, unos paneles informativos nos ilustran sobre la formación de estos parajes desde el punto de vista geológico. La Laguna Negra es un lago de origen glaciar, y aunque sí el más conocido, no es el único, ya que a una altitud mayor se pueden alcanzar otros lagos incluso de mayor tamaño.
Después de leer atentamente la información disponible en los paneles, nos dirigimos ya a la laguna, que aparece ante nuestros ojos como lo que es, una auténtica maravilla natural.
No me puedo resistir a repetir los versos que Machado dedicó a este lugar:
"agua transparente y muda
que enorme muro de piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde beben
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el ciervo y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;
agua impasible que guarda
en su seno las estrellas"
Tras esta espectacular ruta, y para aprovechar el tiempo que nos queda de día, volveremos a Vinuesa para darnos un paseo. Si se llega el viernes por la noche, como fue nuestro caso, no da tiempo de ver el pueblo, por lo que podemos aprovechar este momento para visitarlo y recorrerlo tranquilamente.
Vinuesa está enclavada a las orillas del embalse de la Cuerda del Pozo, que se nutre de las aguas del joven río Duero, que nace al lado, en los Picos de Urbión. Desde la propia localidad se puede llegar caminando al puente que atraviesa el embalse, desde donde se pueden ver las ruinas del puente romano que el embalse ha sepultado.
Después de ver el puente romano y las panorámicas del embalse helado, volvimos al centro del pueblo para pasear por sus calles empedradas. Las casonas blasonadas, el granito, la iglesia... dan fe del noble pasado de la localidad, también conocida como "la Corte de los Pinares".
Tras pasar la segunda noche, a la mañana siguiente abandonamos Vinuesa por la SO-840, bordeando el embalse y pasando por los pueblos de Molinos de Duero y Abejar. Aquí, cogemos la SO-910 para dirigirnos a nuestro siguiente destino. Pero antes de llegar, y a pocos kilometros de Abejar, haremos una parada en el mirador de Los Muros, desde donde obtendremos una buena panorámica de la comarca, con el embalse de la Cuerda del Pozo al fondo, y tras él, las estribaciones de los Picos de Urbión.
Cuando la SO-910 enlaza con la N-122, tomamos dirección Valladolid, y pocos kilómetros más adelante, cogemos el desvío hacia Calatañazor. Es nuestra siguiente parada, un hermoso y bien conservado pueblo castellano, con su muralla, su castillo, y como no, sus típicas casas castellanas. No podemos perdérnoslo.
Calatañazor está ubicado en un lugar estratégico para su defensa natural, sobre un cerro y rodeado de los cortados labrados por el río Milanos. Un paraje espectacular.
Desde Calatañazor, y siguiendo la misma carretera por la que llegamos al pueblo, la SO-P-5026, nos dirigimos a Muriel de las Fuentes. Por el camino atravesaremos el sabinar de Calatañazor, declarado Reserva Natural en el año 2000, y que algerga algunos de los ejemplares de sabina más logevos de la península.
En Muriel de las Fuentes haremos nuestra siguiente parada, y el motivo de la misma será descubrir otra de las maravillas naturales de la provincia de Soria, La Fuentona. Se trata de un manantial de aguas cristalinas que emerge entre los cortados, dando lugar a un singular paraje. Si queremos informarnos sobre su formación de origen kárstico, sus valores naturales, fauna, flora, etc., podemos visitar la Casa del Parque, perteneciente a la Red de Parques Naturales de Castilla y León, situada en las afueras del pueblo.
En Muriel de las Fuentes haremos nuestra siguiente parada, y el motivo de la misma será descubrir otra de las maravillas naturales de la provincia de Soria, La Fuentona. Se trata de un manantial de aguas cristalinas que emerge entre los cortados, dando lugar a un singular paraje. Si queremos informarnos sobre su formación de origen kárstico, sus valores naturales, fauna, flora, etc., podemos visitar la Casa del Parque, perteneciente a la Red de Parques Naturales de Castilla y León, situada en las afueras del pueblo.
Tras visitar la Fuentona y su entorno, el siguiente enclave natural al que nos dirigimos es el Cañón del Río Lobos. Para llegar allí tenemos la opción de volver hacia atrás, para coger la N-122 hasta El Burgo de Osma y luego allí tomar la SO-920 hasta Ucero. Esta sería la ruta más rápida debido a que las carreteras son bastante mejores. Sin embargo, nosotros preferimos optar por la aventura y atravesar por carreteras locales, sin saber lo que nos íbamos a encontrar, lo que nos deparó la sorpresa del viaje. Desde Muriel de la Fuente seguimos la SO-P-5026 dirección Muriel Viejo, pero sin llegar a este pueblo. Cuando la carretera se cruza con la SO-P-5018, tomamos ésta, pero no hacia Muriel Viejo, sino en dirección contraria, hacia Cubilla. Y es en esta carretera en nuestro camino hacia el Cañón del Río Lobos cuando nos encontramos con lo inesperado, Cubillos. Se trata de un auténtico pueblo abandonado, con aspecto de pueblo fantasma, y que nos sobrecogió imaginándonos las escenas de la vida cotidiana que allí tuvieron lugar en el pasado, y que ahora sólo son ecos de lo que el pueblo pudo ser en su momento.
Ya de vuelta del viaje quisimos informarnos un poco sobre este lugar, y descubrimos que el pueblo fue abandonado por sus últimos habitantes a comienzos de los años 70, tras ir perdiendo población paulatinamente por el abandono de las labores agrícolas y la emigración a las ciudades. Es una historia que por desgracia se repite a lo largo de toda la geografía española. Pero las ruinas de sus casas y construcciones continúan allí guardando los secretos del pasado.
Siguiendo la SO-P-5018 llegaremos a Ucero, puerta de entrada al Parque Natural del Cañón del Río Lobos. Y qué voy a decir de este lugar, todo un símbolo del turismo de naturaleza de la provincia. Desde sus cortados los buitres vigilan nuestros pasos mientras nos encaminamos hacia la ermita templaria de San Bartolomé. Las aguas del río Lobos estaban heladas, lo que le daba más encanto aún si cabe al paraje.
Tras hacer la ruta de ida y vuelta hasta la ermita, unos 3 km. en total, decidimos terminar el viaje en El Burgo de Osma. Un paseo por las calles de esta ciudad cargada de historia por todos sus rincones es el broche de oro para finalizar el viaje de tres días por esta zona de la provincia de Soria.
El Burgo de Osma es el lugar perfecto para reponer fuerzas en cualquiera de sus numerosos restaurantes tradicionales, y estar así preparados física y espiritualmente para emprender el viaje de regreso.
Enrique Sampedro Miranda
Ría de Ribadeo: http://ria-de-ribadeo.blogspot.com