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lunes, 27 de mayo de 2019

Paseo por el Hayedo de Montejo (Madrid)



El fin de semana estuve dando un paseo por un lugar mágico de la Comunidad de Madrid, el hayedo de Montejo. Esta pequeña joya botánica está ubicada en el extremo norte de la comunidad, lindando con la provincia de Guadalajara. Se trata de un relicto de las últimas glaciaciones, que dejaron en el centro peninsular este pequeño bosque mixto de hayas, árboles propios de otras latitudes más norteñas (de la península y de Europa), y que sin embargo han encontrado en una ladera sombría, a orillas del río Jarama, un refugio que les ha permitido sobrevivir en esta zona contra todo pronóstico. No en vano, se trata de uno de los hayedos más meridionales de Europa.



Y aunque la época más espectacular para visitar un hayedo es el otoño, hacerlo en primavera no deja de ser bonito. Así que como ya había estado en otoño varias veces en Montejo, decidí acercarme con la familia a disfrutar del hayedo en esta época. Y el contraste con el otoño es, lógicamente, notorio. Parece otro lugar. Si en esa época los colores predominantes son los ocres, marrones y amarillos, ahora el rey es el verde intenso de las hojas. Y si el sol acompaña, como fue el caso, éstas parecen tener luz propia.






Anteriormente hablaba de bosque mixto, lo que realmente es el hayedo de Montejo. Junto a las hayas (Fagus sylvatica), la especie más abundante de este enclave es el roble melojo (Quercus pyrenaica). Pero hay muchas otras especies que, aunque en menor cantidad, podemos observar fácilmente, como son los cerezos silvestres (Prunus avium), el roble albar (Quercus petraea) o el rebollo (Quercus robur), acebo (Ilex aquifolium), tejos (Taxus baccata), chopos temblones (Populus tremula) o algunos abedules (Betula celtiberica).




Aunque no lo parezca por las anteriores fotos, el acceso al hayedo no es libre, sino que está muy restringido. Sólo se puede acceder con reserva, y acompañados de un guía. En esta ocasión acudí acompañado de mi familia, como decía. A mi mujer, y mi hija Sara, se unió en esta ocasión mi madre, que se encuentra pasando unos días en Madrid con nosotros.



Este bosque se enclava en la madrileña Sierra del Rincón, o Sierra Norte, que está plagada de lugares de gran valor natural y paisajístico. Otro de ellos, situado a escasos quilómetros de Montejo, es el área del Molino de La Hiruela, a donde fuimos a comer para reponer fuerzas y seguir con nuestra desconexión de la gran ciudad. Allí la pequeña Sara disfrutó de lo lindo en plena naturaleza, descubriendo plantas, animales, metiendo los pies en el río, o simplemente, jugando, que es como se debe aprender a esta edad.






Sin más, despido aquí esta entrada. Saludos y hasta la próxima.


Imágenes y texto bajo licencia Creative Commons
Enrique Sampedro Miranda
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viernes, 17 de mayo de 2019

Feliz Día das Letras Galegas







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Enrique Sampedro Miranda
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